
Como Première en el Ópera de Barcelona, fue un exito!
Hacia años que, entre otras promesas de regalos mas o menos realizables, le debía a Andrea una Opera. Por fin para su último cumpleaños, me he decidido por una representación de Don Juan en el Gran teatro del Liceo, la sala de Opera de la ciudad.
Cual fue nuestra sorpresa al ver aparecer sobre el escenario, inicialmente vacio de todo decorado, un Mercedes Benz de los 90’s. De este bajó primero un Leporello vestido con un chandal de lo más cutre, con una cadena dorada, la bufanda del Barça y el craneo afeitado, estilo cantante de hip hop… Enseguida, bajo un Don Giovanni támbien contemporaneo: camisa abierta y chaqueta de cuero ligero. Ambos bebiendo de una lata de cerveza.
Era igualmente sorprendente, y quizas surrealista, oir a estos dos “chavales” cantar con perfectas voces de bajo y barítono la música del Gran Mozart.
Màs desconcertante, pero tal vez no del todo fuera de lugar teniendo en cuenta el lado picaro de Mozart, fueron las escenas de “fornicación”, pasando por todas las posiciones imaginables, todo el tiempo borrachos y drogados (sí sí, Imagínense Don Juan haciéndose rayas…)
Una Elvira psicodepresiva, compradora compulsiva, recordándonos algunos estereotipos actuales. Una Doña Anna de voz impresionante, Diva muy aplaudida al final de la pieza.
Uno se deja muy facilmente enganchar por esta obra y se olvida que ha sido escrita hace 300 años.
Algunas distorsiones entre el texto y la interpretación, que probablemente tienen sus razones: La estatua del gobernador es una botella de alcohol... ¿Por qué? Si alguien lo sabe, me interesa.
Y al final del todo, el gobernador no lleva a Don Juan a los infiernos, supongo porque el infierno, simbolizado por el cofre del Mercedes, no tenía sitio suficiente para los dos... ! :o)
Os dejo con la duda de como muere el gran seduttore... Bueno, si habeís leído Tirso de Molina, creo que tendréis la respuesta.
Al bajar el telón, hubo aplausos de elogio, y hubo silbidos de protesta. La interpretación hizo felizes e infelizes. Puedo entender las dos posiciones.
Por mi parte, me gusta imaginar que es probable que Mozart hubiese tomado este mismo tipo de dirección, si partiesemos del hecho que, al día de hoy, habría trabajado el mismo tipo de música... Eso no es cierto... :o)
Quedan 3 representaciones hacía el final del mes.
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Para una historía del Liceu
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Hacia años que, entre otras promesas de regalos mas o menos realizables, le debía a Andrea una Opera. Por fin para su último cumpleaños, me he decidido por una representación de Don Juan en el Gran teatro del Liceo, la sala de Opera de la ciudad.
Cual fue nuestra sorpresa al ver aparecer sobre el escenario, inicialmente vacio de todo decorado, un Mercedes Benz de los 90’s. De este bajó primero un Leporello vestido con un chandal de lo más cutre, con una cadena dorada, la bufanda del Barça y el craneo afeitado, estilo cantante de hip hop… Enseguida, bajo un Don Giovanni támbien contemporaneo: camisa abierta y chaqueta de cuero ligero. Ambos bebiendo de una lata de cerveza.
Era igualmente sorprendente, y quizas surrealista, oir a estos dos “chavales” cantar con perfectas voces de bajo y barítono la música del Gran Mozart.
Màs desconcertante, pero tal vez no del todo fuera de lugar teniendo en cuenta el lado picaro de Mozart, fueron las escenas de “fornicación”, pasando por todas las posiciones imaginables, todo el tiempo borrachos y drogados (sí sí, Imagínense Don Juan haciéndose rayas…)
Una Elvira psicodepresiva, compradora compulsiva, recordándonos algunos estereotipos actuales. Una Doña Anna de voz impresionante, Diva muy aplaudida al final de la pieza.
Uno se deja muy facilmente enganchar por esta obra y se olvida que ha sido escrita hace 300 años.
Algunas distorsiones entre el texto y la interpretación, que probablemente tienen sus razones: La estatua del gobernador es una botella de alcohol... ¿Por qué? Si alguien lo sabe, me interesa.
Y al final del todo, el gobernador no lleva a Don Juan a los infiernos, supongo porque el infierno, simbolizado por el cofre del Mercedes, no tenía sitio suficiente para los dos... ! :o)
Os dejo con la duda de como muere el gran seduttore... Bueno, si habeís leído Tirso de Molina, creo que tendréis la respuesta.
Al bajar el telón, hubo aplausos de elogio, y hubo silbidos de protesta. La interpretación hizo felizes e infelizes. Puedo entender las dos posiciones.
Por mi parte, me gusta imaginar que es probable que Mozart hubiese tomado este mismo tipo de dirección, si partiesemos del hecho que, al día de hoy, habría trabajado el mismo tipo de música... Eso no es cierto... :o)
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